Legumbres
Las legumbres, fundamentales en la dieta mediterránea son una fuente importante de nutrientes y casi nada de grasa. Se llama legumbre a la semilla contenida en las plantas de la familia de las leguminosas.
Aportan hidratos de carbono (alrededor del 60% lo que lo convierte en un alimento de origen vegetal ricos en hidratos de carbono), proteínas (entre el 20% y el 25% de su peso en proteínas, salvo en los cacahuetes y en la soja llegando hasta el 38%), hierro, vitaminas del grupo B y, aunque se piense lo contrario, casi nada de grasa (menos de un 4%, salvo la soja).
Además aportan fibra (entre le 11 y 25%), una cuestión sumamente importante para mantener sano nuestro sistema digestivo, facilitando el proceso de la digestión y combatiendo el estreñimiento. Además, esa fibra ayuda a reducir los niveles de colesterol “malo” (LDL).
Y por si fuera poco…
- Bajo índice glucémico, ideal para no sufrir subidas de azúcar en sangre bruscas
- Muy bajas en sodio. Las legumbres son de los alimentos con menos sodio, y por lo tanto, son muy adecuadas para dietas bajas en sal
- Apenas tienen grasa. Las cantidades de lípidos de las legumbres además de bajas, corresponden a ácidos grasos poliinsaturados o “grasa buena”
- No contienen colesterol, son cardiosaludables y protegen el corazón
- Están libres de gluten
Elaboración
Lo más incómodo de la elaboración de las legumbres es el tiempo dedicado motivado por la necesidad de tenerlo a remojo varias horas. Esto permite que las féculas y proteínas estén en condiciones de ser incorporadas al organismo a través del aparato digestivo.
Recomendaciones:
- Ponerlas a remojo unas doce horas antes sin añadirle sal pues ralentiza el ablandamiento y altera el sabor.
- La cocción no es necesaria realizarla en ollas a presión, aunque ayudan a acortar el tiempo de cocción y conservar las propiedades nutritivas.
- Se debe añadir sal en el último momento para evitar que las pieles se endurezcan.
- Se recomienda consumir legumbres dos veces por semana.
Curiosidad
Las legumbres con frecuencia contienen contaminación con gluten debida a la rotación de cultivos (habitual en este caso con los cereales), y al uso compartido de los equipos de recolección, transporte y zonas de almacenamiento. Comprobar esta circunstancia en el envase.
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