Miel
La miel es producida por las abejas a partir del néctar de las flores, para ser luego transformado y almacenado en los panales de la colmena. La utilización de la miel en nuestras dietas se remonta a miles de años, en la Antigüedad, los egipcios y griegos ya la empleaban como endulzante, en su gastronomía, o con fines medicinales, debido a su dulzor, efecto energizante y aporte nutricional.
Existen muchas variedades de miel de distintos orígenes florales, pueden provenir de un néctar único, las más frecuentes siendo las mieles de romero, tomillo, azahar, tilo, acacia, eucalipto, lavanda, o de varias especies de flor, denominados comúnmente “miel mil flores”.
Las propiedades de la miel a nivel medicinal las debemos a su contenido nutricional. Su principal componente, los carbohidratos (en la forma de fructosa y glucosa que aportan dulzor y energía), pero en proporciones variables y en función de la flor posee vitaminas A, C, E, K, B1, B2, B6, minerales tales como hierro, cobre, fósforo, potasio, calcio, magnesio, zinc, manganeso, y antioxidantes (flavonoides).
Por todo esto la miel presenta los siguientes beneficios:
- Un gran aporte de energía para luchar contra el cansancio, mejorar el rendimiento físico o recuperar después del esfuerzo.
- La miel estimula la actividad cerebral gracias a su contenido en minerales tales como calcio, fósforo o hierro, que mejoran las funciones del sistema nervioso.
- Antimicrobiana y antiséptica: la miel, “antibiótico natural»
- Disminuir los síntomas de un resfriado como para aliviar la tos
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