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La cocina ayuda a mejorar la psicomotricidad

La cocina ayuda a mejorar la psicomotricidad

Los trabajos manuales que se realizan en la cocina ayudan a mejorar la psicomotricidad en los niños. Inscribir a los niños en una escuela de cocina infantil resulta beneficioso para el desarrollo integrado de sus funciones psíquicas y motrices.

La cocina es el espacio donde el niño puede obtener las experiencias y aprendizajes necesarios para mejorar la psicomotricidad, especialmente la psicomotricidad fina. La psicomotricidad fina está asociada a las habilidades que tenemos para realizar actividades con el movimiento de nuestras manos, muñecas y dedos. Son movimientos que requieren precisión y coordinación entre mano y ojo.

En la cocina también se estimula la psicomotricidad gruesa, asociada a los movimientos como caminar, saltar o correr. No es que sea conveniente saltar o correr en una cocina, pero sí es necesario caminar, moverse de un lado a otro con agilidad y vigor. La psicomotricidad tiene que ser estimulada desde temprano en la niñez, pues la necesitamos para ejecutar un sinfín de acciones cotidianas. Por ejemplo, escribir, dibujar, vestirnos, cepillarnos los dientes, usar los cubiertos o las tijeras, o caminar.

La psicomotricidad en la cocina

¿Cuáles son las tareas en la cocina que ayudan a los niños a mejorar la psicomotricidad? Una de las más populares y divertidas para los niños es amasar. ¿Quién no le ha dado una pequeña bola de masa a un niño pequeño para que juegue? Amasar es una tarea de gran atractivo para los más pequeños y practicarla contribuye a desarrollar la psicomotricidad.

Al amasar los niños usan los brazos, manos, muñecas y dedos, y deben hacerlo con poniendo energía y prestando atención. Esta acción los ayuda además a reconocer con el tacto las diferentes texturas que adquiere la masa para saber cuándo está lista según la receta. Hacer masa para galletas es uno de los clásicos de la cocina infantil. Agregar o verter los ingredientes, mezclarlos, amasarlos y finalmente darle forma y decorar las galletas, son todas tareas que requieren psicomotricidad.

En la escuela de cocina infantil los niños también aprenden a hacer masas y darles forma para otro tipo de preparaciones, tales como: pizzas, tartas, bizcochos, panes o empanadas.

Para practicar la pinza digital, es decir, el uso del índice y pulgar para sostener y mover objetos, nada mejor que pelar. Por ejemplo, quitarle la cáscara a los huevos cocidos o la piel a las patatas cocidas. Esta habilidad también se utiliza para decorar; por ejemplo, para poner virutas de chocolate, lluvia de colores o cerezas sobre las galletas o tartas. Además, la pinza digital se emplea al aderezar o agregar ingredientes como sal o pimienta a una preparación.

Otra de las tareas necesarias en la cocina que ayudan a mejorar la psicomotricidad, es cortar. Esta actividad deben realizarla los niños bajo supervisión y siguiendo las normas de seguridad para evitar que se lastimen. Para practicarla de forma más segura hasta que el niño domine totalmente la técnica, podemos usar un cuchillo de plástico. También es conveniente comenzar con ingredientes fáciles de cortar como el plátano. Cortar es una de las tareas en las que más se practica la coordinación mano-ojo, por lo que es perfecta para ayudar al desarrollo de los peques. La concentración también es clave a la hora de cortar, se requiere que el niño mantenga la atención durante toda La tarea de picar los ingredientes.

La cocina ayuda a los peques a mejorar la psicomotricidad cuando tienen que exprimir naranjas o limones para hacer un zumo o una limonada. O tal vez para usar el líquido en preparaciones de galletas o bizcochos. Exprimir implica apretar o retorcer con fuerza para extraer el líquido. Para hacerlo se necesita coordinar los movimientos para sostener la fruta y al mismo tiempo exprimirla.

Al rallar, los niños también ejercitan la psicomotricidad. Por ejemplo, los peques pueden rallar la piel del limón o el queso para la pizza, coordinando sus manos para usar el rallador y sostener el ingrediente.

En la acción de moler o triturar, los niños usan sus dedos o un mortero para deshacer el ingrediente. En ambos casos estarán ejercitándose para mejorar la psicomotricidad. Lo mismo ocurre cuando el niño tiene que vaciar un ingrediente, como un melón, o servir una bola de helado.

La psicomotricidad es necesaria asimismo en las técnicas de cocinado. Por ejemplo, cuando se tiene que dar la vuelta a la preparación, cuando se tiene que revolver mientras se está cocinando o cuando es necesario saltear.
Taller de Cocina para niños en Madrid

Beneficios de mejorar la psicomotricidad

Practicar la psicomotricidad ayuda a los niños a ganar autonomía e independencia en su día a día, y contribuye con su buen desempeño en la escuela. Los beneficios de contar con un programa, tal como un taller de cocina infantil, para ayudar a mejorar la psicomotricidad en los niños, son:

  • Aprenden a dominar los movimientos de su cuerpo.
  • Toman conciencia de su ubicación espacial y desarrollan su sentido de orientación.
  • Se vuelven capaces de tener dominio del equilibrio de su cuerpo.
  • Mejoran su capacidad de atención, concentración y memoria.
  • Su percepción de los objetos se desarrolla, descubren su utilidad.
  • Desarrollan la habilidad de trabajar en colaboración con otras personas.
  • Entienden que es necesario repetir las tareas hasta lograr dominarlas, que no tienen por qué salir a la perfección a la primera.
  • Mejoran su creatividad y su manera de expresarse.
  • Aprenden a organizar mejor el tiempo y también el espacio para realizar las tareas.
  • Logran distinguir de mejor manera los colores, las formas y los tamaños.

La escuela de cocina infantil es uno de los espacios donde mejor puede ejercitarse la psicomotricidad de los niños. En cada tarea necesaria para la preparación de las recetas se requiere el uso de las habilidades que proporciona la psicomotricidad.

Si tu peque muestra interés por estar en la cocina, no lo alejes. Invítalo a jugar con la masa y a medida que vaya creciendo, asígnale otras tareas, verás cómo lo ayudan a desarrollar la psicomotricidad. Es un gran beneficio, al igual que lo es que crezca familiarizándose con una actividad enriquecedora y divertida como la cocina.

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