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Roscón de Reyes, colofón de la Navidad más dulce

Roscón de Reyes

Sin lugar a dudas el roscón de reyes es el colofón de la época más dulce del año, la Navidad. Pero, ¿de dónde viene la costumbre del Roscón de Reyes? ¿Tiene algo que ver con la visita de los Magos de Oriente al Portal de Belén? Todas estas y otras dudas acerca de este espectacular dulce las vamos a desgranar en la entrada de hoy. ¿Nos acompañas? Si hace unas semanas le dedicamos el Blog a las cenas de nochebuena, hoy le toca al dulce que finaliza estas festividades.

El origen del Roscón de Reyes

Pues como en muchas ocasiones la tradición cristiana bebe de fuentes paganas. Es lógico, la aparición del cristianismo se da en un entorno pagano en pueblos dominados por el Imperio Romano. Dos siglos antes de Cristo, los trabajos agrícolas que finalizaban a mediados de diciembre, tenían una celebración pagana conocidas como «las Saturnales». Estas celebraciones se dedicaban en honor a Saturno que era el Dios de las cosechas. Se festejaba el momento del paso de la oscuridad del año al inicio de un periodo de luz. En esa época el calendario marcaba que el año se terminaba en el mes de febrero.

Las Saturnales

En aquella época los trabajos del campo se dejaban en su mayor parte a los esclavos. Las Saturnales eran el momento del año en el que se dejaba «libertad» a los esclavos. Esto es que no tenían que trabajar la tierra y podían dedicarse al ocio. Algo que sí nos conecta con esos tiempos es que las celebraciones precisaban de comidas. En estos festejos una torta a base de miel y con frutos secos e higos en su interior, era el plato más popular. Según avanzaba el tiempo esa costumbre de la torta fue variando, hasta introducir en ella un haba. Las habas eran tomadas como símbolo de fertilidad y prosperidad. Así al que la encontraba en la torta se le auguraba un resto del año prospero.

De la torta de los esclavos al Roscón de Reyes

Curiosidades de la vida, de un alimento de fiesta para esclavos a postre de Reyes… Cuando el Cristianismo dejó de ser perseguido por el Imperio Romano y adoptado como religión propia, algunas costumbres paganas se asimilaron en su tradición. Así ocurrió con la torta de las Saturnales, siendo en Francia donde más arraigo tuvo. Los aristócratas galos y su casa Real adoptaron la tradición de comer en familia el postre, que de la formula original de torta paso a algo más cercano a lo que hoy degustamos. Era todo un acontecimiento, las familias perseguían saber quién iba a ser el afortunado como «le Roi de la fave». El Rey del Haba para aquel que tuviese la suerte de encontrarla en su porción.

Un cocinero en el siglo XVIII introdujo una nueva costumbre en el Roscón de la casa Real francesa. Para que el rey Luis XV estuviese contento, con apenas cinco años había heredado la corona, introdujo en el roscón una moneda de oro. De tal forma que lo que todo el mundo buscaba desde ese momento era la moneda y no el haba. De ser el haba lo que te hacía «Rey por un día», pasó a ser ninguneada. Según algunos relatos históricos la moneda no fue tal, sino algo más escandaloso, pero lo importante es que lo que fuese fue el precursor de las figuritas actuales.

El roscón en España

La relación entre Francia y España ha sido siempre de un amor odio… Por eso unos y otros nos hemos imitado al tiempo que nos hemos dedicado improperios. Todo eso sazonado con conflictos bélicos, nos han hecho unos vecinos singulares. La tradición de comer roscón ya se practicaba en España. Pero el Rey Felipe V introdujo la ocurrencia gala de la moneda como premio. Relegando el encontrarse el haba con algo negativo. De la moneda se pasa con el tiempo a la figurita de cerámica.

Hay quien apunta que incluso desapareció la costumbre de incluir el haba en el roscón. Pero en el Siglo XIX se impuso la tradición de comer este postre en la fiesta de Reyes. Alrededor de ese momento familiar se crea la tradición de que aquel al que le toca la figurita será coronado como «Rey de la fiesta». Y al que le toca el haba deberá correr con el pago del Roscón de Reyes. De hecho se solía nombrar al «afortunado» como el «tonto del haba», que pasó a ser «tontolaba».

En resumidas cuentas…

Hoy pocos nos libraremos de comer Roscón de Reyes, y más de uno lo hará pensando «madre mía voy a reventar de tanto comer, la próxima Navidad….» Y nos volveremos a engañar pensando que las siguientes Navidades comeremos menos y con más tiento. Nosotros hoy podríamos haber hablado de que éste es quizás el postre más brutal de todas las Navidades, pero ¿quién quiere amargar un día tan mágico? Seguid disfrutando de la magia y de la ilusión infantil…

Roscón de Reyes

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